García-Bacete (2006), a través del estudio realizado en centros escolares públicos, intentó
conocer la opinión de los profesores sobre las relaciones entre las familias y la escuela. De dicha
investigación se deprendió que la mayoría de los maestros estaban satisfechos con la realidad actual
de dichas relaciones, dando a entender que consideraban que el papel de los padres en la vida
escolar de sus hijos/as era fundamental y además un deber, pero a su vez, los profesores reclamaban
que fuesen las familias quiénes colaborasen y contactasen con ellos.
Esta postura final que el estudio muestra, es una de las posibles causas que generan que la relación
o colaboración no siga los cauces deseables, o al menos de la que venimos hablando. Esto puede
verse respaldado con las afirmaciones que se perciben de este estudio, y es que las relaciones suelen
llevarse a cabo vía tutor/a, que actúa como interlocutor/a; a través de las AMPAs ó en el desarrollo
de actividades extraescolares. Es decir, la situación no parece mostrar cambios significativos, en
cuanto las actuaciones que en años anteriores parecían desplegarse, a lo que respecta la
participación de las familias en la escuela.
García-Bacete (2003), destaca algunas razones por la que la familia y la escuela deben colaborar:
• La implicación de las familias en los procesos de enseñanza y aprendizaje repercute
desviadamente en el rendimiento escolar de sus hijos/as (Chirstenson, Rounds y
Gorney, 1992; Pérez, 2004).
• Los límites entre las vivencias que se dan en el hogar y las experimentadas en la
escuela no están claros (Modelo Bronfenbrenner).
• Los estudios sobre las escuelas eficaces, destacan que aquellos centros que ofrecen
más apoyo a los padres y también a sus hijos/as, alcanzan mejores resultados, y las
propias escuelas viven una mayor involucración de las familias en ellas. (Epstein,
1997; Marchesi, 2004).
• Tras los cambios que acaecen constantemente en la sociedad, hace que cada vez, haya
menos recursos para que las familias y las escuelas hagan frente a sus funciones
educativas, y eso genera que aún sea más necesario el trabajo cooperativo entre ambas
instituciones. (García-Bacete, 2006)
BIBLIOGRAFÍA:
Garcia-Bacete, F.J. (2003). Las relaciones escuela-familia: un reto educativo. Infancia y
aprendizaje. 26 (4), 425-437.
Garcia-Bacete, F.J. (2006). Cómo son y cómo podrían ser las relaciones entre escuelas y familias en
opinión del profesorado. Cultura y Educación, 18 (3-4), 247-265.
Christenson,S. L., Rounds, T. y Gorney, D. (1992). Family factors and student achievement: An
avenue to increase stident's success. School Psychology Quarrterly. 7. 178-206.
Epstein, J. (1997). School, family and community partnership. Thousand Oaks, CA: Corwin Press,
INC
Marchesi, A. (2004). Que será de nosotros los malos alumnos. Madrid: Alianza Editorial.