La utilización del término "educadores" no es fruto del azar
ya que no podemos olvidar que antes (y también al mismo tiempo) de una asistencia más o menos
generalizada de los niños a las escuelas, los preceptores e institutrices asumieron dentro del propio
hogar (pero al margen de la participación directa de los padres) sus tareas educativas del "intelecto".
Pero, por descontado, cuando nos situamos en el momento actual y hablamos de educadores
del intelecto nos referimos casi con toda seguridad a la escuela. Lo que ocurre es que actualmente
esas barreras entre 10 intelectivo y 10 afectivo, así como 10 que es tarea de la familia y la
escuela son menos nítidas, aunque, como señalan Palacios y Oliva (1998), la familia y la escuela
comparten la misma cultura amplia, se alimentan de un mismo sustrato histórico y se ven influidas
por unos valores, actitudes y procedimientos generales compartidos. Además, familia y escuela
cuidan y protegen a los niños y niñas. Por último, y muy importante, la familia y la escuela comparten
una misma meta: la educación.
Recuperado de:
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- López Larrosa, S. (2003). Familia y escuela: Trabajando conjuntamente. Revista Galego-Portuguesa De Psicoloxía e Educación: Revista De Estudios e Investigación En Psicología y Educación, 9, 291-298.
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